FERIA DEL LIBRO DE TRUJILLO - del 22/01 al 2/02 2009
Presentación: Lunes 26 de enero a las 12 m.
Lugar: Auditorio de la Feria del Libro de Trujillo
Complejo Mansiche, Trujillo
Presentadores: Augusto Castro y Jorge Aragón
CEP / IBC / UARM
AUTOR: Augusto Castro
2008 / 14.5 X 21 cms. / 574 pgs.
CEP / IBC / UARM
«El problema de fondo de nuestro país, es el conflicto que enfrenta a la sociedad peruana con su Estado moderno. Adecuar el Estado a nuestra sociedad —a sus grandes mayorías indígenas y mestizas— implica resolver el problema de fondo.
El Estado «moderno» colonial fue creado en contra de la sociedad andina y no recogió sus intereses. El Estado republicano lleva la contradicción en sí mismo. Muchos autores y, más recientemente la Comisión de la Verdad y la Reconciliación en su Informe Final, concuerdan en que todavía el Estado no expresa adecuadamente los intereses de las mayorías en el Perú.
Efectivamente, el Estado es la solución cuando es democrático y representa los intereses de todos. Pero, cuando no los representa se transforma en un obstáculo gravísimo. Por ello, la solución no es contar con cualquier Estado moderno, sino con un Estado moderno democrático, que respete las diferencias y, por ello, pueda ser considerado «multinacional, multicultural, multilingüe y multiconfesional» como plantea la CVR.»
Augusto Castro
3 comentarios:
He escrito un comentario en:
http://gonzalogamio.blogspot.com/2008/12/contrato-y-reconciliacin-apuntes-sobre.html
Saludos,
Gonzalo.
Ayer tuve el gusto de presentar – junto a Santiago Pedraglio y Sandro Venturo – el libro de Augusto Castro, El desafío de las diferencias. Reflexiones sobre el Estado moderno en el Perú (Lima, CEP-UARM-IBC 2008). Un libro ambicioso, combativo y propositivo. Planteado en la venerable tradición de las obras sistemáticas sobre el Perú como problema (que prácticamente se había descontinuado luego del texto de Karen Sanders, Nación y Tradición). El libro de Castro constituye un importante esfuerzo por pensar el Estado moderno y la democracia desde sus fuentes históricas y sus posibilidades en el Perú. Desarrolla una aguda mirada bifocal (filosófica y científico-social) de la realidad política peruana. Evoca en su reflexión la experiencia de “otras modernidades” (Japón, China), que permitirían revisar (e incluso relativizar) el “modelo occidental”.
El libro parte de una premisa normativa: la sustancia del Estado es el acuerdo político de sus ciudadanos para defender sus derechos. Esta afirmación recoge la imagen moral del contrato, en tanto la hipótesis del Estado Natural es profundamente antijerárquica. Supone que los individuos que suscribirán el acuerdo fundacional de la sociedad son libres e iguales, de modo que las diferencias sociales que fundan la desigualdad y la discriminación son “artificiales”. En seguida señalaré en qué sentido la propuesta de Castro parte del enfoque contractualista, pero pretende ir más allá, merced al desarrollo de la idea de Reconciliación.
El moderno Estado peruano ha trasgredido la lógica del contrato. No ha protegido a sus ciudadanos de la violencia y extrema pobreza, y excluye de facto a sectores importantes de la sociedad, que por razones económico-sociales, etnia, género y sexualidad no pueden acceder a la protección estatal ni pueden ejercer sus derechos básicos. El cuerpo político, sostiene Castro, no recoge las expectativas de las personas que integran la sociedad. Según Castro, el conflicto armado interno reveló cuán frágiles (o inauténticos) son tales “acuerdos”. El problema es que las condiciones que desataron la violencia no han sido erradicadas. Quienes detentan el poder han impuesto un Estado que sigue un modelo “colonial”: es autoritario, excluyente y clerical (y cuenta con el apoyo de organizaciones que pretenden constituirse en“instituciones tutelares”).En lo cultural, se ha pretendido imponer una idea monolítica de identidad colectiva, que socava o proscribe las diferencias. Las invocaciones a la “peruanidad”, el “mestizaje”, o la “síntesis viviente” constituyen los nuevos rostros del ideal conservador de la monocultura.
El autor hace suyo en enfoque de la Reconciliación como re-fundación del pacto social. Se trata de reconstruir – o de construir – el acuerdo social y político, de modo que esta vez convoque a todos los peruanos, a todas las diferencias que habitan el Perú. El autor dialoga continuamente – con especial agudeza y creatividad - con el Informe Final de la CVR, la investigación interdisciplinaria más rigurosa sobre la violencia y la desigualdad en el país. La ‘Reconciliación’ sigue siendo la categoría planteada por la CVR más compleja y más controversial, pero una de las más fecundas. El autor somete a dura crítica una lectura conservadora de la Reconciliación (basada en una idea errada del perón como promotor de impunidad) para asumir una posición cívico-humanista, que apunta al restablecimiento de los vínculos perdidos por la violencia.
Pero postular el proceso de Reconciliación como plataforma para la construcción de un proyecto político democrático supone necesidad de ir más allá del contrato. La perspectiva contractualista considera que los individuos (las “partes”) sólo buscan satisfacer en la nueva sociedad sus intereses privados, y sus personales expectativas de seguridad: el nexo con los otros – y con las instituciones – es meramente instrumental. La reconciliación como fuente de integración social y política posterior a un conflicto armado presupone el reconocimiento del otro concreto, el conocimiento de la verdad en torno a la tragedia vivida, la reconstrucción de un sentido de comunidad, el papel del corazón en la reconstrucción de los lazos sociales, y otros tantos elementos que no convergen con el esquema abstracto del contrato. La Reconciliación invoca nuestra capacidad de elaborar un proyecto común de vida, nuestra disposición a la construcción de ciudadanía. Se trata de un proceso histórico de largo aliento, que supone políticas de inclusión y redistribución de diversa índole. No existe Reconciliación ni ciudadanía con hambre y pobreza.
El autor defiende la idea de una democracia fuerte – de corte liberal progresista -, que cuestione severamente los conceptos que poblaron el imaginario tradicional de la extrema derecha y la extrema izquierda: la democracia no constituye el imperio irrestricto del capital o ni es tampoco la dictadura del “partido único”. La democracia constituye un sistema político basado en el control ciudadano del poder del Estado en función del respeto a los Derechos Fundamentales de los individuos y la promoción de sus capacidades. Contar con una ciudadanía vigilante desde la sociedad civil constituye una de las condiciones esenciales para que este modelo funcione. En el texto pueden detectarse el eco de las ideas de Benjamín Barber, John Rawls y Amartya Sen.
Una de las ideas interesantes del libro es que para el autor “todas las banderas aportan” en la construcción de esta democracia fuerte: la concepción de la ciudadanía antigua (su visión de la igualdad ante la ley y su vindicación de las libertades políticas); el Liberalismo (su postulación de un gobierno limitado, la defensa de las libertades personales y la cultura de los Derechos Humanos) y el.Socialismo (con su énfasis en la Justicia social y la solidaridad). Esta tesis dista de ser meramente ecléctica; pasa por el trabajo de la crítica racional y la deliberación pública.
El libro de Augusto Castro es a la vez un tratado de sociología política y de filosofía política peruana. El texto ofrece a la vez una lectura crítica de ‘nuestra modernidad’ y una propuesta política concreta que apunta a fundamentar las garantías de no repetición de las condiciones que generaron el conflicto armado interno y así fortalecer nuestra democracia. Vale la pena leerlo con atención.
Gonzalo Gamio
Este libro sustenta la tesis de que para poder hablar de Estado moderno en el Perú, debemos llegar a aceptarnos como diversos, reconciliarnos en nuestras diferencias y a partir de esta fraternidad llegar, de manera natural, a la igualdad y a la libertad.
El camino recorrido para llegar a esta conclusión parte de la definición de lo que es un Estado moderno, para definir y sustentar el edificio teórico-filosófico del estado moderno, comparando su aplicación y evolución en distintas latitudes.
Luego se pasa al análisis de la formación del Estado peruano, pasando por la época preinca e inca, la colonia y la república, citando a grandes cronistas e historiadores.
Para terminar, son las conclusiones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación las que dan la mirada actual, vigente, de lo que sucede en nuestra sociedad, el presente al que llegamos a entender mejor luego de recorrer los caminos de la historia propuestos por Augusto Castro. El fue miembro de esta Comisión, encargado del capítulo de reconciliación.
Este camino de ideas claras, esta trazado con la calidez humana del pedagogo apasionado, al que las heridas que puede infligir el haber estado expuesto a la dolorosa tarea de retratar nuestros trágicos años 80, han ratificado su esperanza en el ser humano.
La prosa es asequible y cargada en todo momento de esperanza, por no decir de fe, en que el camino del hombre peruano para construir el Estado moderno está en aceptarnos como multiétnicos, multirraciales y multiculturales, pero todos hermanos. A partir de ahí podemos realmente construir el Estado moderno de bienestar que anhelamos.
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